Positividad tóxica: cuando el buenrollismo se nos hace bola
Desde medios de comunicación y redes sociales nos intentan imponer
una cultura de positividad tóxica consistente en ser feliz por imperativo
legal, reprimiendo las emociones desagradables a toda costa y en cualquier
situación, a riesgo de ser responsables de atraer todo tipo de consecuencias
negativas en caso de permitirnos experimentar emociones “proscritas” como la
tristeza o la ansiedad.
Desde la archiconocida cita de Coelho “Cuando deseas algo
con mucha fuerza, el universo conspira para que realices tu deseo” a creer que las cosas buenas le suceden a quienes sonríen ante la adversidad o afirmar que las enfermedades graves se curan con voluntad
y lucha… parece no tener fin el número de mantras difundidos con la ayuda de mensajes facilones impresos en tazas,
agendas o cualquier otro objeto de consumo diario.
Pero, ¿por qué creo que es tan peligrosa e injusta esta tendencia?
Genera sentimientos de culpa
Es indudable la importancia que una buena actitud tiene ante
los desafíos de la vida, pero existe una gran diferencia entre mantener una
mentalidad optimista y pensar que esta, por sí sola, nos va a permitir alcanzar
todas nuestras metas y a proteger ante cualquier enfermedad.
La presión por mantener un pensamiento positivo puede llegar
a generar más ansiedad y frustración en aquellas personas que están pasando por
un momento complicado, ya que las hace sentir como únicas responsable de sus
males por creer que “atraen lo que piensan”, añadiendo así a su difícil
situación el sentimiento de culpa por el simple hecho de experimentar emociones
desagradables. Piensa en todas las personas que año tras año mueren de alguna
enfermedad, ¿Es justo o razonable pensar que no han deseado sobrevivir con
suficiente fuerza?
Invalidación emocional
Al contrario de lo que sucede con la expresión de las
emociones placenteras como la alegría, la manifestación de emociones desagradables
nos genera incomodidad. No obstante, las emociones cumplen con una función
social y adaptativa, son mensajes que nuestro organismo nos envía con una
intención constructiva, por lo que reprimirlas no es lo más aconsejable: invalidar
y censurar la libre expresión de las emociones obstaculiza la habilidad para
gestionarlas.
¿Qué pasa cuando nuestra “positividad” no se ve recompensada?
Las personas optimistas sienten que tienen un mayor control
de las situaciones y una mayor motivación. Esto es importante a la hora de
poner en marcha un plan de acción y los recursos necesarios para lograr algo
que deseas; la perseverancia o el esfuerzo invertido es algo que está bajo tu
control, por lo que el éxito a la hora de lograr tu meta puede depender en
parte de tu dedicación.
Sin embargo, debemos asumir que nuestro esfuerzo no siempre
se verá recompensado, ya que existen factores externos que escapan a nuestro
control y poco podemos hacer contra ellos. Aceptar que hay cosas que no podemos
controlar, poner en marcha estrategias de afrontamiento o desarrollar
herramientas de gestión emocional nos permitirá afrontar las circunstancias de
la vida de una manera más sana y realista.
Comentarios
Publicar un comentario