Body Hack: descifrando la comunicación no verbal

 



Body Hack: descifrando la comunicación no verbal

Hoy vengo a hablaros de un proyecto en el que he tenido la oportunidad de participar recientemente y ha cobrado vida esta última semana: BODY HACK

Body Hack es una plataforma de aprendizaje que te permitirá sumergirte en el mundo de la comunicación no verbal a través del curso online creado por el emprendedor experto en comunicación no verbal Andriv Gil.

El propósito del curso es ofrecerte las herramientas necesarias para identificar e interpretar el lenguaje corporal, con consejos que te permitirán enviar las señales adecuadas para establecer una comunicación coherente y efectiva.

Puedes echarle un vistazo a la página web pinchando en el enlace: BODY HACK

Aunque el estudio de la comunicación no verbal es muy reciente, se ha convertido en una herramienta muy útil para entender y mejorar la comunicación interpersonal.

Las palabras pueden mentir, pero la postura corporal, la gestualidad y las expresiones faciales nunca lo hacen: cuando nuestro lenguaje corporal va en la misma dirección que nuestras palabras, el lenguaje no verbal se convierte en un herramienta muy eficaz. No obstante, si palabras y comunicación no verbal se contradicen, debemos dar más credibilidad a lo que nuestra postura, gestos y expresiones transmiten.

A continuación, os dejo la transcripción de la entrevista que Andriv me hizo con objeto de entender mejor la psicología detrás de la comunicación no verbal.

¿Cómo interpreta el subconsciente la señales que recibe y hasta qué punto nos afecta?

El inconsciente es un término que utilizamos para referirnos a todo aquello que se encuentra por debajo del umbral de la conciencia y a lo cual nos resulta difícil acceder.

Mientras nuestra mente consciente está ocupada con asuntos cotidianos, nuestro subconsciente trabaja continuamente captando, comparando y organizando diferentes estímulos del ambiente que nos rodea y que nos pasan desapercibidos a nivel consciente. Esto da como resultado que en ocasiones nuestra conducta se vea influida por las señales enviadas desde el subconsciente a nuestra mente consciente sin que logremos descifrar el motivo de esa conducta.

¿Cómo puedo mejorar en algo que hago inconscientemente?

Continuamente nos exponemos a una serie de estímulos que no son procesados a nivel consciente pero que no escapan a nuestro subconsciente, ya que, como señalaba anteriormente, este se encuentra en un proceso continuo de análisis. Por consiguiente, muchas de nuestras decisiones pueden estar influenciadas por el subconsciente, ya que este activa una serie de patrones neurales, como si fueran programas de un ordenador.

Algunas veces nuestra mente inconsciente está en sintonía con nuestros objetivos, pero si mi deseo es cambiar o mejorar algo que hago de forma inconsciente, esto es, de manera automática, lo primero que debo hacer es buscar la señal que pone en marcha esa conducta automática y visibilizarla. Solo haciendo consciente lo inconsciente podremos empezar a trabajar en un cambio o una mejora.

Dejar de hacer las cosas que me perjudican, ¿No es dejar de ser uno mismo?

A lo largo de nuestra vida nos encontramos día tras día con diferentes situaciones y entornos cambiantes ya que nada permanece estático. Esto hace necesario que la personalidad también sufra variaciones con el fin de adaptarse a la nueva realidad: un comportamiento que antes nos resultaba beneficioso, puede no llegar a serlo bajo otras circunstancias.

Aunque la personalidad nos marca una predisposición a actuar de determinada manera, para enfrentarnos a estos cambios es necesario modular nuestra conducta voluntaria -más aún si esta nos perjudica-, adaptándola a nuestras necesidades, sin que ello signifique dejar de ser nosotros mismos.   

A nivel psicológico, ¿Qué impacto tiene el generar una buena primera impresión?

Las primeras impresiones responden a la necesidad de los humanos de estructurar el mundo de la manera más sencilla posible. Es sorprendente la cantidad de información que una persona puede obtener, consciente o inconscientemente, durante los primeros segundos:  si desprende o no confianza, clase social, inteligencia…

Esta primera impresión refleja que comunicamos no sólo a través de la palabra, sino también a través de la comunicación no verbal.

En resumen, las personas juzgamos a otras en pocos segundos y esa primera impresión es muy difícil de cambiar, por lo que es importante tener claro qué imagen queremos dar y qué aspectos debemos ocultar en esa primera impresión.

¿Qué efectos tiene en los demás mostrar seguridad? ¿Y en nosotros mismos?

Cuando muestras seguridad en ti mismo, en tus capacidades, habilidades, talentos y decisiones, mejora tu capacidad de aprendizaje y de afrontamiento al estrés; en lo que a salud se refiere, se sabe que una buena salud mental lleva a una mejor regulación del sistema inmunológico.

A su vez, la seguridad en uno mismo hace mucho más fácil relacionarse con otras personas. Lo que expresamos con nuestro cuerpo es el 80% de la información que transmitimos: la confianza en uno mismo es la base para lograr la confianza social.

¿Por qué las manos están tan conectadas a nuestras emociones?

Los gestos de nuestras manos sirven en el día a día para expresar determinados mensajes: por ejemplo, revelar una o las dos palmas de la mano es un gesto pacificador, un apretón de manos firme transmite seguridad…

Los neurocientíficos han descubierto que las zonas del cerebro responsables del recuerdo y el procesamiento de pensamientos son adyacentes a la zona que gestiona los gestos. Los gestos sirven en esos casos para ordenar los pensamientos, establecer referencias y recordar correctamente.

¿Por qué cambiar nuestro lenguaje corporal puede cambiar la forma en que nos sentimos?

Nuestra postura no solo nos afecta a nivel físico, también afecta a la forma en que nos sentimos y respondemos ante ciertas situaciones. Igual que las emociones nos hacen generar determinadas posturas, -por ejemplo, encogerme si experimento miedo-, estas posturas a su vez, tienen una gran influencia en nuestras emociones.

La responsable de esta retroalimentación postura/emoción no es otra que nuestra propia química cerebral.

Tomemos como ejemplo dos hormonas: la testosterona y el cortisol. Numerosos estudios han demostrado que mostrar una determinada postura corporal conduce a tener niveles hormonales relacionados con una determinada actitud: si adoptamos una postura corporal “expansiva”, de poder, podemos engañar a nuestro cerebro haciendo que sintamos bienestar y seguridad. Por el contrario, adoptando una postura “introvertida” es más probable que experimentemos sensaciones de inseguridad.

La testosterona es una hormona asociada con la confianza, la dominancia, la asertividad. Las posturas “expansivas”, aquellas en las que se ocupa mucho espacio, están asociadas a un incremento en la testosterona y a una sensación subjetiva de seguridad y poder.

El cortisol es la hormona del estrés y se asocia a la ineficacia para afrontar o resolver situaciones problemáticas. Las posturas “introvertidas”, las que ocupan poco espacio, se asocian al aumento en los niveles de cortisol y a las sensaciones de inseguridad.

Se ha demostrado que mantener una postura durante solo dos minutos es suficiente para que los niveles de estas hormonas cambien en uno u otro sentido.

¿Qué impacto tiene en nosotros el mirar hacia arriba o hacia abajo?

Este sería un buen ejemplo de lo que acabamos de explicar: cuando miramos hacia arriba mantenemos la cabeza erguida, por lo que estamos adoptando una postura expansiva, de poder, de seguridad. Esto va a producir un aumento en los niveles de testosterona, generándonos esa sensación de seguridad y bienestar.

Por el contrario, al bajar la mirada, adoptamos una postura introvertida, de sumisión, incrementando los niveles de cortisol, generando a su vez, sensaciones de inseguridad.


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