Perdonar para avanzar
Perdonar para avanzar
Sea cual sea el
daño que te han infringido, es perfectamente normal que te sientas mal.
No se trata de reprimir esos
sentimientos, sino de expresarlos de una manera adecuada hasta conseguir
liberarnos de la carga que suponen para nuestro bienestar personal.
Expresa tus emociones
Para ayudarte a expresar las
emociones te propongo lo siguiente: escribe una carta abierta a la persona que te
ha hecho daño contándole qué piensas que hizo mal, cómo te sientes, cómo te
gustaría que te hubiera tratado o hubiera actuado.
La
finalidad de esta carta es ponerle un nombre a lo que sientes y entrar en
contacto con tus emociones, por lo que, una vez terminada, puedes hacer con ella
lo que estimes oportuno: enviarla, guardarla o destruirla.
El cerebro necesita comprender
El
problema es que, en muchos casos, no recibimos explicaciones y nos resulta
difícil entender los motivos que han llevado a la otra persona a tratarnos como
lo ha hecho.
Vamos
a invertir los papeles: nos meteremos en la piel de la persona que nos ha hecho
daño y dedicaremos unos momentos a explicar lo sucedido desde su punto de
vista.
La culpa
Hemos hablado del perdón desde el punto de vista de quien sufre una ofensa por parte de otra persona o personas, pero, ¿qué sucede cuando cargamos con la culpa por errores que nosotras/os hemos cometido?
A
lo largo de la vida debemos tomar multitud de decisiones y actuar, por lo que
es inevitable cometer errores, herirnos y herir a otros. Cuando esto sucede,
sentirnos culpables significa que somos conscientes de que hemos hecho algo mal
de acuerdo a nuestra ética y nuestros valores. Sin embargo, la culpa sin acción
es un sentimiento destructivo que no beneficia ni al culpable ni al ofendido,
por lo que es necesario liberarnos de ella.
Cambiemos
el término “culpable”, que nos paraliza y limita, por el de “responsable” que
nos predispone a actuar, a la búsqueda de soluciones, a aprender lecciones que
no habríamos aprendido de no ser por habernos equivocado.
Debemos
aceptar que los errores forman parte del proceso de aprendizaje y asumirlos es
la única manera de intentar enmendarlos y seguir avanzando.
Piensa
en un error, conflicto, problema… que cargas en tu memoria y redáctalo. A
continuación, decide qué camino puedes tomar:
#1 Si crees que tiene arreglo y está en
tu mano solucionarlo, inténtalo. Anota cuándo y cómo lo harás.
#2 Si
crees que no tiene solución, asume tu error y analiza qué es lo que has hecho
mal. Piensa en lo que puedes aprender de esa vivencia y escríbelo.
El perdón no implica dejar de defender tus derechos, justificar
el daño recibido y olvidar sin más.
El perdón es un primer paso para comenzar el proceso de sanación que nos permita recordar la ofensa desde un nuevo enfoque que no despierte sentimientos negativos y limitantes que suponen un obstáculo para seguir avanzando en nuestra vida.
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