Reconexión: apaga el piloto automático y vuelve a conectar con tu vida

 

Reconexión: apaga el piloto automático y vuelve a conectar con tu vida

¿En alguna ocasión has sentido que no tienes control sobre tu propia vida? 

¿No dedicas tiempo a hacer las cosas que te gustan o mantienes vínculos con personas que ya no suman? 

¿Te sientes insatisfecha/o con tu vida y, a pesar de todo, repites los mismos patrones día tras día?

Si te has identificado con alguna de estas situaciones, quizás es hora de salir del modo automático, reconectar con tus emociones, valores, necesidades y metas y vivir tu día a día más conscientemente. Aprende a vivir en el aquí y ahora, revisa tus prioridades y analiza tus necesidades.

Un buen punto de partida: hacer “limpieza”

A veces para avanzar no nos queda otro remedio que soltar lastre. 

Es importante tomar consciencia de aquellas cosas, personas, actividades, etc., que nos hacen sentir bien y aquellas otras cosas, personas, actividades… que nos hacen sentir mal. Esto nos ayudará a decidir qué queremos, necesitamos o nos conviene conservar en nuestras vidas y aquello que debemos dejar atrás.

Tómate un tiempo para conocer tus propias necesidades.

Todo el mundo tiene necesidades, no solo físicas, sino también emocionales, intelectuales o sociales. Conocerlas y satisfacerlas no siempre es una tarea fácil, ya que a menudo nos dejamos llevar por los mandatos familiares y sociales en vez de pararnos a escuchar nuestro interior.

Las rutinas de autocuidado, comenzar o retomar proyectos personales, dedicar tiempo de calidad a las personas que nos hacen sentir bien… son necesidades que vamos relegando al olvido al funcionar en modo automático.

Agradece lo que tienes

Las personas prestamos más atención y damos más peso a las experiencias negativas que a las positivas. Es algo adaptativo, una cuestión de supervivencia, ya que los sucesos malos requieren una atención especial y prioritaria. Por eso es importante equilibrar la balanza haciendo que las experiencias positivas tengan un peso mayor en tu día a día. ¿Cómo? Pues centrando nuestra atención en ellas, visibilizándolas. Y la forma más fácil de hacerlo es practicando la gratitud.

Cada día puedes dedicar unos minutos a hacer un recorrido mental por todo aquello por lo que puedes sentirte agradecida/o. Esto incluye acciones que otras personas hayan hecho por ti, detalles que hayan tenido contigo y que creas que merece la pena agradecer, alegrías inesperadas, sorpresas, acontecimientos y circunstancias de todo tipo.


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