Socialización de género en el entorno escolar
Socialización de género en el entorno escolar
Los
agentes socializadores modulan nuestras experiencias y van creando esquemas
cognitivos que servirán de base para futuros comportamientos, decisiones,
preferencias, costumbres y valores.
El entorno escolar es uno de los primeros y, por lo tanto, más importantes agentes socializadores.
Si echamos un vistazo a los patios de muchos colegios, nos
encontramos con una distribución similar en la mayoría de ellos, esto es, uno o
varios campos de futbol, delimitados por sus respectivas porterías, ocupando,
en muchos casos, la práctica totalidad del espacio destinado al desarrollo de
actividades de todas y todos los alumnos del centro.
Esta
distribución sexista del espacio, donde las niñas son relegadas a ocupar
espacios más reducidos o a participar como meras espectadoras de las
actividades mayoritariamente elegidas por los niños, se convierte en una de las
primeras lecciones de la socialización de género: las niñas son socializadas
para mantenerse al margen y ser figuras secundarias, mientras que los niños se
socializan para imponerse y ocupar el espacio público, del mismo modo que en la
escuela ocupan el patio con su balón.
Esta invisibilidad
a la que se acostumbran las niñas en la escuela puede estar vinculada con la
mayor probabilidad en un futuro de supeditar su trabajo a las necesidades
familiares o con una menor ambición a la hora de asumir puestos de
responsabilidad en el mundo laboral. Mientras que el hombre da por hecho que el
espacio público es para ocuparlo, una mujer socializada en género asume que
tiene que pedir permiso para ello.
Afortunadamente
esto está cambiando: hoy en día son cada vez más los centros educativos concienciados
en la necesidad de una distribución más igualitaria del patio de recreo, creando espacios en los
que todo el alumnado pueda convivir y desarrollar diferentes actividades.

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